Fue antes de emprender el camino de baldosas amarillas hacia Oz; creo que fue antes. No sé, no recuerdo qué libro sería aquel, abierto de par en par ante mis narices, en el que me abismé igual que Alicia en el pozo (Baum y Carroll conocían el secreto).
Mis libros, en su mayoría, han sido amarilleados por el tiempo. No soy un lector de rabiosa actualidad: caigo sobre los libros al ritmo lento del polvo. Descubrí, o siempre supe, que uno puede entrar en ellos, recorrerlos, respirarlos desde dentro, y que comunican entre sí mediante pasadizos secretos, trampillas de papel que pasan desapercibidas.
Quiero compartir aquí ese periplo, el camino de los libros amarillos. No busco valor, ni un corazón, ni un cerebro. Tampoco voy a pedirle al mago que me lleve de vuelta a casa, ni persigo un conejo blanco. Acaso el camino de los libros amarillos me acabe llevando a mi propio libro.
¡Qué buena noticia, querido Paco! Seguiré tus andanzas con fidelidad. Dalo por hecho. ¡Enhorabuena!
Gracias, Germán. Será un placer recorrer el camino en tu compañía.
Me alegra mucho ver a Paco Santos por aquí. Las/os admiradoras/es de sus libros estamos felices de leerlo ¡también como columnista!
Gracias, Peter. Siempre es un placer compartir con lectores como tú.
Qué maravilla Paco.Encantada de seguir tu camino
Gracias, amiga. Si pierdo el camino, seguro que tú sabrás señalarme dónde está Oz.
Gracias, Germán. Será un placer recorrer el camino en tu compañía.
Un placer leerte por aquí.
Un placer saber que estás ahí, Belén!!
Al ritmo lento del polvo.. Desde la infancia y los libros heredados, a ese ritmo te seguiré Paco. Enhorabuena, pásalo bien por el camino.
Tú eres maestro en ese ritmo, José. ¿Cómo no iban a cruzarse nuestros caminos? Un abrazo.
¡Qué gusto caminar por este lugar amarillo que nos lleva a las palabras de Paco Santos! ¡Qué gusto que sea tan amarillo como casi todo lo que me gusta de la vida! Si Oz fuera una fantasía estaría lejos de Texas… Como siempre he creído en los magos, Paco nos trae su camino aquí, y sólo tenemos que leerlo… ¡Nunca fue tan fácil viajar hacia los libros! Paco, gracias por pintar el color del sol… Sin tener que chocar mis zapatitos rojos…
Gracias, María José, por sumarte a este camino, que contigo llevará, seguro, mucho más allá del arcoiris.